El viento me golpeaba la cara. Por la calle desierta que flanqueaba al parque corría hacia mí todo el olor de la marihuana. Delante de mí, dos tipos, ostentando la melena que jamás tendré, caminaban como podían mientras hablaban. En eso, uno de ellos se detuvo, tomó al otro del brazo, lo detuvo, lo miró, le dijo:
-Ahora escúchame escúchame de verdadescúchame… En este momento único en que estamos acá, en este parque, ahora que estamos los dos, te diré esto, y esto no te lo olvides nunca nunca nuncaunque estés en España, o en Australia, o en Inglaterra o en Francia…
Seguí de largo. Los dejé atrás sobre la calle. Lo que se dijeron jamás lo oí: se lo llevó el viento.
Lo publiqué originalmente en mis notas de Facebook el 25 de junio de 2008.