El miedo muy terrible que sentiste
el jueves por la noche cuando orabas
nos sigue visitando en nuestras noches.
La copa asaz amarga que entreviste
quedó acá con nosotros, y dejabas
el miedo muy terrible que sentiste.
Los clavos que tu carne como broches
el viernes te entroncaban cuando amabas
nos siguen visitando en nuestras noches.
La soledad inmensa que tuviste
el sábado cantaba que callabas
el miedo muy terrible que sentiste.
El hambre de la noche de los coches
—en combis masticamos puras habas—
nos sigue visitando en nuestras noches.
Es duro en el domingo ver que existe
la vida sucesiva ya sin trabas,
y el miedo muy terrible que sentiste
nos sigue visitando en nuestras noches.
No entiendo mucho a que te refieres, pero parece que tuvieras miedo de la vida, Cristo resucitó y por eos la vida vale la pena ser vivida