Así como la hora del almuerzo es misteriosa para el indigente, así también la de la felicidad para el insatisfecho.
Ardes, sed. ¡Ra!
Así como la hora del almuerzo es misteriosa para el indigente, así también la de la felicidad para el insatisfecho.
Encontré tu blog buen Álvaro, yo también tengo el mio, no tan bueno y serio como el tuyo pero se hace lo que se puede! Cariños!