1
En la madrugada del 12 de octubre de 1492, uno de los marineros de la Pinta ya estaría descreído del éxito del viaje, y le comentaría a otro:
¿Oí «tierra», «mar»? Reí, tío.
Otro, creyendo imposible dar con alguna costa y hablando ya con el mar, diría:
O saca la tierra, mar. ¿Reí tal, acaso?
En la Niña, otro, ilusionado con el botín que ganaría, pensaría:
Allí vase a Catay y ataca esa villa.
Mientras tanto, en la Santa María, dos marineros reflexionarían sobre cómo sus vidas dependían del éxito de su capitán, y se dirían:
—Hola. ¿Será loco o colono Colón?
—No loco, no loco… o colaré sal.
—¡Oh!
2
En Sevilla, una ya ex novia de Rodrigo de Triana pensaría:
Eso no lo sé, Rodri e’ Triana. ¿Irte… ir? ¿Do, resolo? No sé…
3
En Lima, un alumno de secundaria resumiría la historia de América escribiendo en su cuaderno:
Ajena, aneja.