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Hoy jueves, escucharemos en nuestro especial de #NiUnaMenos una canción difícil: «Polly», del disco Nevermind (1991) de Nirvana, e inolvidable también en el desenchufado en Nueva York de 1993.
Kurt Cobain escribió «Polly» a partir de una noticia leída en el periódico sobre un caso de secuestro y violación de una adolescente. De hecho la canción está en la voz del secuestrador-violador («She asks me to untie her / A chase would be nice for a few»). Kurt era tan grande que nos permite ver esta terrible escena como un doble drama: el evidente de la chica, pero también el menos evidente del agresor. Con frases cortas y sencillas, vemos el día a día del violador: en un momento considera que a Polly ya le toca comer; en otro momento le dice que tenga cuidado, que no se corte (y de paso deducimos cómo Polly lucha por liberarse); en otro punto intenta justificarse («It isn’t me / We have some seed […] I want some help / To please myself»). La humanidad en su punto más bajo en una foto tomada por alguien con inmensa empatía y compasión.
Un doble drama. Eso es la violencia contra la mujer. No hay víctima sin agresor. No es posible combatir la violencia contra la mujer sin ayudar también al hombre a redefinirse en una época de crisis de la masculinidad tradicional, en la que los roles se transmutan y la identidad del hombre peligra cuando no tiene los medios económicos o psicológicos para relacionarse con los demás. «It isn’t me / We have some seed», repite este hombre desorientado que no sabe qué hacer con su semilla.
Escuchemos.