Sextina de las alas y las jaulas (canta un ave cautiva)

Para A. L. V. P., la siempre libre.
Para el pueblo de Ucrania.
Para quienes, enjaulados, sienten el aire.

Recuerdo todavía cuando libre
paseaba por los caminos del aire.
Con solo el ejercicio de mis alas,
allá adonde quería iba mi vuelo.
Luego, ya me posaba, y mi canto
jamás imaginó que hubiera jaulas.

Entonces conocí esta mi jaula
por mano que andábase muy libre,
gustó las melodías de mi canto,
juzgó que yo tenía mucho aire,
cortó las aventuras de mi vuelo,
tornó muy pesadísimas mis alas.

No sé por qué nací con estas alas
si acabo por vivir en esta jaula.
Vivir tiene que ser echar un vuelo
por donde discurrir del todo libre,
así como las ondas de los aires
transportan los sonidos de mi canto.

No sé por qué persisto en este canto
si tengo prisioneras estas alas,
mientras que los torrentes de los aires
sí burlan los barrotes de mi jaula
y déjanme muy sola sin que libre
esta mi soledad, que añora el vuelo.

Yo quiero una vez más alzar el vuelo;
sea, pues, mi mensajero este canto,
sea para los cautivos un son libre,
restaure en su ánimo las alas
doquiera la dureza de las jaulas
se imponga entre los caminos del aire.

La bóveda del cielo tiene aire
asaz por respirar y andar al vuelo.
Sepan los fabricantes de las jaulas
que la sonoridad de nuestro canto
resuena incluso entre los que, sin alas,
tienen un corazón que late libre.

Libre has nacido tú, tal como el aire.
Al vuelo parte pues, querido canto,
da alas a quienes vivan en jaulas.

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