El pasado 14 de noviembre, en una conferencia de prensa en Clairefontaine, Hugo Lloris, capitán de la selección francesa de fútbol, dijo que su brazalete de capitán no tendrá los colores del arcoíris, como al parecer sí harían algunos capitanes europeos en el mundial catarí en apoyo a los derechos de la gente LGTB. Explicó que, más allá de sus convicciones, lo hacía por respeto a los cataríes. Dijo que, así como en Francia se espera que los extranjeros respeten las reglas y la cultura del país que los acoge, él hará lo mismo cuando esté en Catar.
Pero ¿quién respeta a los homosexuales que en Catar deseen, ya no casarse, sino expresar afecto a sus parejas en público, ahí donde la homosexualidad es ilegal? ¿Y quién respeta a las mujeres cataríes, las que directa o indirectamente requieren permiso de un hombre para casarse, estudiar, trabajar o viajar? Y a los 6500 trabajadores extranjeros que murieron en Catar entre el 2010 y el 2021, al parecer muchos trabajando para tener el Mundial a punto, con condiciones laborales abusivas o engañosas, ¿a ellos quién los respetó?
Una cosa es respetar la cultura, las tradiciones, la forma de ser de alguien o de una sociedad, y otra cosa es hacerse el desentendido ante formas sociales que ponen en peligro el bienestar de otras personas. Se respeta a los cataríes no insultando a Alá y no burlándose de su forma de vestir o de comer, por ejemplo, pero defender el derecho de los homosexuales a amar, de las mujeres a decidir por sus vidas y de los trabajadores a no morir por abuso, en suma, estar de acuerdo con que la gente pueda vivir, eso no es ofensivo para nadie. No confundamos tolerancia a lo diferente con indiferencia ante el sufrimiento. Y no permitamos que el dinero que el Mundial genera alimente nuestra indiferencia.
El fútbol es la más importante de las cosas menos importantes. Y promover la vida humana plena debería ser la cosa más importante a secas, más allá de cuántos millones de dólares produzca un mundial en un país que no respeta los derechos de todos. Yo no puedo ver un mundial en el que la defensa de los que sufren se toma como irrespeto a los anfitriones. A ti que me lees te invito a hacer lo mismo.