A I. Ch., que me llevaba a mi casa en su auto El trabajo de los dinosaurios no es el de los dedos de tus pies, ni menos el de la musculatura de tus brazos, que fascinándome éstos y conduciéndome aquéllos apenas alcanzan a trasladar mi febril imaginación de aquí para allá, de esta avenida… Seguir leyendo Los dinosaurios